Traducidas por : ROBERTO QUIROGA DE LA NUEZ1
Mi cuerpo es trigo
Mi mirada, la sequía
Los espigadores, cantando
Han capturado el viento
En sus toneles.
¿Dónde está el canto del viento?
Más allá de la tristeza
De todos los terrestres
Me he enamorado de ti
Sin ver en tu frente
El reflejo de las lentejuelas.
Me he enamorado de ti
Cuando los pájaros
Han volado hacia ti;
Y tu
Me has dejado
Tu perfume de ébano...
Mi cuerpo es trigo
Mi mirada, el mar
¿Dónde está el viento
Para que cante
En tus cabellos
El secreto del fuego?
2
El viento no sopla más
Pero tus cabellos siguen ondeando
Al alba.
El cielo no es más que un secreto
Y tu, has escondido
En tu pecho
Toda la tristeza de la tierra.
¡No hables más ni al trueno ni a la luna!
Solo tu, sabes
El secreto del río.
3
Hay un lazo
Entre tu y el rojizo Universo
Cuando pones tus manos
En tus cabellos rojizos
Y las ramas de los árboles, tan lejos de ti
Se doblegan bajo el peso del viento.
Todas las cerámicas turquesas de los siglos lejanos
Están recubiertas por la humedad de tu pecho,
Y el grano de arena
En tu mano
Tiembla una fuerza secreta.
Estrío los árboles
Para liberarlos del color del invierno.
El viento se desliza en tu vestido
Y propaga el olor del té.
Sí
Hay un lazo
Entre tú y el rojizo universo
Cuando la grieta de la tierra se abre
Fijando tu mirada
En su inmensidad.
4
Una cinta roja helada
Con el ruido
De las grietas de los gigantescos hielos polares
Y yo más allá de este frio canijo
La miraba tan inocentemente
Había desecho de sus cabellos mojados
Su cinta helada
Esperando mirar una vez más
Sobre su cara.
El claro de Luna.
Pero ella
Antes que nada
Incluso antes que el silbido del tren
Había llegado al final
El día en que
Me enamoré de ella.
5
El olor de la cereza
En las últimas páginas del cuaderno
Y tu mejilla dulce
En un marco
Impregnada de polvo y de humedad
Dirigida hacia el vuelo de los tordos.
Los gitanos suspenden tu imágen
Más allá de los pozos
Para que las tórtolas sedientas
Con sus alas
Puedan borrar el mundo
De tu mirada de trigo,
Pienso en los hombres
Tan lejanos en los siglos y en las ciudades de tí
Observan un tallo de trigo
Y se entristecen.
6
En la cima del mundo
Donde las aves de mar
Vuelan por encima de las algas
Y las manchas del leopardo
Aparecen como grietas de la tierra
Ahí te cogería en mis brazos,
¡Y tú, feminidad de montaña y de fuente!
Te acordarás del recuerdo
Del primer contacto de la luna
Con la melena de un caballo asustado;
Y el fuego en un incensario de cristal
Nos mirará
Con envidia.
7
En un albergue abandonado
Te encontré
Blanca
Como marfil en el frontón de un pórtico
Y murmurabas
El canto de las “nubes”.
Se diría que
Todo el mundo había sido creado
Para sentarse en las sillas
Y nosotros dos para quedarnos en pie.
Tenías en las manos
Un cuaderno verde lleno de polvo
Y un granizo en tus pestañas.
El tren silbó,
Una mano ha dejado un vaso de leche
En la barra
Y lo bebí
Torpemente a toda prisa;
Tenía la impresión que dos manos de cera
Me apretaban el cuello.
Después
No ví la cara de nadie,
Habías desaparecido
Con el vapor de un tren
Para dejarme solo
En una estación imaginaria.
8
Déjame perderme en tí
Cómo si nunca hubiese existido
Para que el viento sople siempre
Y que los caballos pastoreen
Las praderas impregnadas de sangre,
¡Y tu abandonada del mundo!
Déjame perderme en tí
Para por fín probar
El gusto del fruto prohibido.
9
Miras las plantas crecer
En un palacio cubierto de niebla
Cansada de tu belleza
Y cuando abres la boca
Mil cansados canarios con alas de plata
Chocan contra los cristales del palacio.
Siempre he mirado el cielo
En tus ojos
Ya que el cielo es un mentira,
Y tus ojos
La interpretación de la verdad
De toda mentira.
Ahora
La niebla
Se disipa poco a poco
Y tu sigues
Cansada de tu belleza.
10
Una muñeca ahorcada
En el puente
Y las huellas de los pasos de los niños
Permanecen en la nieve.
En la época de tristeza
Entre las máscaras sonrientes
Buscaba tu mirada triste y real
Cuando de repente ví las máscaras en llamas.
En todos los bancos del mundo
Tu sombra triste y fina sentada
Con una muñeca en los brazos,
Una cuerda siempre alrededor del cuello.
El agua refleja las ásperas caras de los hombres
Que sonríen sobre el puente
Y yo
Veo en tus ojos
La sinceridad del agua
Los ojos que se atraen
Las abejas que desean la miel
Los ojos fijos sobre la cuerda
Alrededor del cuello de esa muñeca.
Me siento
A tu lado
Sobre el único banco
Que existe en el Mundo.